La capellanía de la cárcel de Campos del Río gestiona la donación de 18 litros de gel hidroalcohólico para el centro

La empresa lorquina de higiene profesional Higielor S.L. ha donado 18 litros de gel hidroalcohólico al Centro Penitenciario Murcia II de Campos del Río. Un donativo que se ha gestionado a través de la capellanía del centro que se puso en contacto con la dirección de la cárcel para seguir los protocolos establecidos y cumplir todas las medidas de seguridad.

Desde el inicio de la pandemia, la Delegación de Pastoral Penitenciaria ha continuado trabajado en este centro penitenciario, aunque, debido a las circunstancias de aislamiento, se prohibió la entrada de los voluntarios a la prisión con el objetivo de evitar posibles contagios. “Entendemos que es necesario extremar las medidas de seguridad, aunque afortunadamente no ha habido contagios, por eso iniciamos un proyecto de correspondencia con los internos, para poder infundirles ánimo y acompañarlos”, afirma Antonio Sánchez Martínez, capellán de esta cárcel, quien también manifiesta que desde la semana pasada ya puede acceder al centro para ver a los presos y poder administrarles los sacramentos.

Aunque desde el centro penitenciario se ha duplicado el tiempo destinado a las llamadas telefónicas de los internos a sus familiares –que habitualmente era de 10 minutos semanales–, Sánchez explica que los reclusos han pasado mucho tiempo sin poder recibir visitas “que suponen un aliciente y un motivo de alegría para ellos” y que por ese motivo este proyecto de correspondencia por carta, en el que participan 15 voluntarios y aproximadamente 30 internos, “está siendo muy positivo porque les ha permitido interactuar con gente de fuera y les está haciendo mucho bien”.

Además de esta iniciativa, a principios de mayo, algunos colaboradores habituales de la capellanía grabaron un video con una canción interpretada por los internos del centro que, desde su experiencia de privación de libertad, quisieron transmitir un mensaje de ánimo y esperanza con algunos consejos para hacer que el confinamiento fuese más llevadero para todos. “Aunque a veces parece que cuesta creerlo, se puede aprender mucho de los internos; nunca dejan de sorprendernos”, asegura el capellán. 

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